Urdangarin se hace el tonto ante el fiscal Horrach
El viernes Iñaki Urdangarin abandonó la última fila en el banquillo de los acusados para pasar a la solitaria silla desde la que iba a responder al interrogatorio llevado a cabo por el fiscal Anticorrupción de Baleares Pedro Horrach. La declaración ha sido una cascada interminable de «no recuerdo», «lo desconozco» y «no lo sé», que más daban la impresión de ser una burla hacia el fiscal que un ataque de amnesia repentino.
Tras los tres largos e incansables días de declaración de Diego Torres, socio de Urdangarin en el Instituto Nóos, le tocó el turno al marido de la infanta Cristina. Torres respondió a todo lo que le preguntaba la Fiscalía, daba explicaciones detalladas de todas las cuestiones realizadas por los abogados del Estado, incluso se permitía el lujo de poner en cuestión los argumentos con los que arremetían contra él abogados y fiscales.
Pero Urdangarin no es Torres. Su estrategia ha sido la opuesta a la de su ex socio. No sólo no recordaba quién trabajaba para él en el Instituto Nóos, o qué funciones desempeñaba cada uno. Ante las facturas o los contratos presentados por Horrach la respuesta era siempre la misma: «No lo sé, no recuerdo».
Lagunas y más lagunas, que incluso hicieron que el fiscal Anticorrupción perdiera la paciencia con Urdangarin en más de una ocasión. No podía creer que ante preguntas tan sencillas como «¿quién firmaba los convenios?» el imputado se mostraba siempre esquivo y desmemoriado. Mientras que Torres, viendo un solo papel de los 70.000 folios que contiene la causa, era capaz de recordar al detalle de qué se trataba y dar las pertinentes explicaciones, Urdangarin se ha dedicado a escurrir el bulto. Incluso, en un momento surrealista, ha llegado a decirle a Horrach que no conocía a todos los trabajadores del Instituto Nóos y que a algunos los había visto por primera vez durante el proceso que ha llevado al ex duque de Palma a sentarse en el banquillo de los acusados.
Urdangarin ha preferido hacerse el tonto que entrar en profundidad en temas espinosos en los que podía haber metido la pata o caer en contradicciones insalvables. La defensa de Urdangarin y Diego Torres ha sido diametralmente opuesta pero, en ambos casos, el objetivo parece ser el mismo: descargar todo tipo de responsabilidades en el ex contable del Instituto Nóos, Marco Antonio Tejeiro.